SIN APLAUSOS NI VIDEOS VIRALES, HISTORIAS REALES 2020
+ 70% de las personas han sufrido algún tipo de problema por el confinamiento. Estrés, depresión y ansiedad, los más comunes.
Arturo vive en la zona conurbada del Valle de México y para llegar a su trabajo invierte tres horas. Es vigilante en un condominio. Desde marzo es uno de los miles de casos que dejan sus hogares y se exponen en el transporte público para cumplir con su labor que es, irónicamente, proteger a otros.
Él y sus compañeros garantizan la seguridad de más de un centenar de personas. Todos los días reciben paquetería, gestionan ingreso de visitantes, atienden repartidores de comida, son, en concreto, el primer filtro con el exterior.
“Trabajando es mi única forma de cuidar a mi familia, quisiera estar con ellos, pero qué se le va a hacer”, comenta Arturo.
La empresa de seguridad, cumple cabalmente con sus obligaciones salariales y Arturo afirma: “no nos han reducido el sueldo, pero hasta ahí”.
Caso singular, una empresa dentro de la industria cinematográfica implementó como prestación el servicio de transporte gratuito para el personal que tiene que acudir a diario a las instalaciones.
“La idea es proteger a este grupo de colaboradores que se presentan diario y al mismo tiempo al personal que asiste de manera escalonada”, aseguró Ana María, gerente de Recursos Humanos. “Es un gasto extra que la empresa está haciendo y es un gran esfuerzo dadas las circunstancias”.
En general, las personas y las organizaciones han hecho grandes esfuerzos para mantener la operatividad, los empleos y los salarios. Aunque muchas personas no lo noten y eso va en deterioro del factor humano.
Así lo demuestra una encuesta realizada a través de la plataforma Survey Monkey, en la que participaron profesionistas de diferentes especialidades y giros. El 85% de los consultados afirman que sus empresas no han ofrecido ningún tipo de apoyo al trabajador en tiempos de pandemia, mientras que el 15% asegura que su empresa los ayudó con equipo de cómputo portátil, trabajo desde casa y hasta un programa de apoyo psicológico.
En la misma encuesta resalta que el 70% de las personas se han visto afectadas de alguna manera por el confinamiento, donde destacan los factores económicos y psicológicos.
Si bien los problemas de un individuo no nacieron en marzo del 2020, la realidad es que ir a los centros de trabajo permite socializar. Los compañeros de trabajo son la segunda familia, son apoyo o incluso un respiro de lo que pasa en casa.
Brenda, quien hace home office, platica que un día vio a su hija Fernanda, de 7 años, preparar su almuerzo a la hora del recreo de sus clases en línea. Brenda acababa de perder a su papá y en las últimas semanas había estado refugiada en su trabajo.
“Fue como un campanazo”, recuerda Brenda. “Ese día Fer me dijo que como me veía muy ocupada prefería no distraerme”.
Cuando falleció su papá, jefes y compañeros se solidarizaron con ella y le ofrecieron que tomara el tiempo necesario. “Una semana después me inserté en la chamba y dejé lo demás de lado”, añadió.
“Sabrá Dios, cuántas personas están pasando por lo mismo. Nunca sabes qué está viviendo una persona y en la escuela de mi hija ni idea tienen de lo que pasamos en casa, cero contacto con nosotros”, dice Brenda.
Katia es maestra de preescolar y cuenta que el colegio donde trabaja ha pasado por dificultades económicas y aunque tiene la camiseta bien puesta, reconoce que la pandemia los rebasó. Recuerda un desafortunado encuentro entre su directora y un grupo de papás.
“El coraje que les hizo pasar a muchos papás fue tremendo y es que mi directora no ha sido empática ni con los alumnos ni con los maestros. También es cierto que muchos papás se han puesto en un plan muy difícil en juntas virtuales. En fin, ha sido una etapa dura para todos. Y pasa en muchos lados, la gente se siente con el derecho de tronar los dedos, por solo estirar la mano con dinero”, cuenta Katia.
Al día de hoy, las escuelas han tenido que invertir, al igual que los maestros, en equipo tecnológico y capacitación para poder enseñar a los niños, pero ¿y la parte emocional? ¿Y los niños de papás que trabajan? ¿Y los maestros? ¿Y los dueños de escuelas que rentan?
Nueva normalidad
Antes de iniciar la pandemia el 42% de los encuestados ya le dedicaban más de 8 horas al trabajo por jornada. Una vez en confinamiento, el 27% asegura que su horario aumentó tres horas en promedio, mientras que un 55% afirma que no incrementó el tiempo destinado al trabajo.
Armando, mercadólogo y esposo de Brenda, ha estado disponible desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche, “por poner un horario aproximado, es que con el pretexto de que tienes todo a la mano, en cualquier momento te solicitan lo que sea y ni modo de decir que no. Estar desempleado en esta época, está duro.”
Esta es la nueva normalidad, hogares convertidos en oficinas y escuelas, sin embargo, no todo es tan malo y es que un 67% de los encuestados ha encontrado beneficios a pesar de todo, como una mayor convivencia familiar y no enfrentarse al tráfico.
José Miguel tiene una empresa dentro del sector textil, él tuvo que frenar operaciones desde mediados de marzo y durante cuatro meses “todos mis empleados se fueron a sus casas y cada quincena recibieron de manera íntegra su sueldo, pero los gastos no se detuvieron, entre ellos las cuotas del Seguro Social”, comenta el empresario.
“Hubo un rumor de que iban a apoyar a los empresarios con el tema del Seguro Social, pero se quedó sólo en eso, en rumor” y, añade, “muchos conocidos no sólo cerraron y perdieron ingresos, una vez que iniciaron, recibieron visitas de inspectores sin notificar, para interrogar a los empleados sobre su sueldo y así corroborar lo que su patrón reporta al Seguro”.
El empresario textil cuenta que su primera semana operativa la dedicó a reinventar su negocio y decidió que tenía que rotar la presencia de trabajadores por semana. “Era imposible seguir pagando sueldos completos, gracias a la buena relación que llevamos, acordamos que vinieran de manera alternada una semana, sin dejar de pagar el Seguro Social. Era eso o cerrar. Por fortuna en esos días se presentaron buenas oportunidades y así poco a poco hemos ido avanzando.”
Ana María, gerente de Recursos Humanos cuenta que hay empleados que sólo se preocupan por su bienestar y no piensan en el esfuerzo que hacen los directores y dueños de las empresas. “Antes de la pandemia teníamos la prestación del comedor, ahora un grupo de trabajadores me buscó para pedirme que les pagáramos la comida. Se están haciendo muchos esfuerzos con el tema del transporte y ahora quieren la comida gratis. Les dije que no se podía.”
Hay algo por hacer
Más que videos virales, aplausos o reenvío de publicaciones, las personas pueden aportar más a su entorno laboral, desde un dueño hasta un colaborador eventual. Al final a todos les conviene salir bien librados de este momento.
Es ahí donde las oficinas de comunicación y de recursos humanos pueden trabajar a favor de la empresa, de los clientes y de la propia marca.
Está demostrado que la productividad de las personas crece en los sitios donde se sienten bien, donde son apreciados y se les permite crecer económica y profesionalmente. Se sabe que el valor de una marca nace al interior de la empresa y la lealtad mutua entre patrón y empleado permite enfrentar crisis de manera exitosa. A distancia o juntos.
Así que, cualquier organización saldrá fortalecida si cuida a cada persona con la que interactúa, sea cliente, proveedor o colaborador. Una buena estrategia de comunicación interna no solamente puede salvar una empresa, también puede devolver la sonrisa a muchas familias y contar muchas historias de éxito.
Frases populares
Pregunta de la encuesta. Para ti, ¿Qué es la empatía? Respuesta más común: Ponerse en los zapatos del otro.
¿Será que lo decimos de dientes pa´fuera?
Se abre la conversación