En el mundo sólo se recicla el 19% de residuos
Hoy en día el mundo se ve enfrentado a una problemática ambiental ocasionada por la acumulación y la inadecuada gestión de residuos, la cual continúa incrementando conforme crece la población y siguen predominando los modelos de producción y consumo lineal.
Se estima que cada año se generan 2 mil millones de toneladas de residuos en el mundo, con un aumento previsto de hasta 9 mil 500 millones de toneladas anuales a 2050 (Matsakas y otros, 2017).
De forma general, el ciclo de vida de la mayoría de los productos consiste en extraer las materias primas, seguido de la manufactura, transporte y distribución hasta los consumidores, su uso (que en muchos casos puede ser días o incluso horas) y finalmente, su disposición final, que, en el mejor de los casos terminan en rellenos sanitarios donde permanecerán el resto de su vida.
Alrededor del 37% de los residuos terminan en rellenos sanitarios, mientras que 33% se disponen a cielo abierto, 19% se recicla y se hace composta, y el 11% se incinera (Kaza et al., 2018).
Este modelo de producción y consumo ha llevado a que cada vez se extraigan más recursos, se produzcan más materiales en procesos con impactos ambientales y se incremente la cantidad de residuos sólidos dispuestos en el ambiente.
TE PUEDE INTERESAR: Más de la mitad de los hogares mexicanos no separan residuos: INEGI
¿Qué pasa con los residuos plásticos?
Por ejemplo, en 2019, 6.1 millones de toneladas de residuos plásticos llegaron al medio acuático y actualmente se tienen más de 140 millones de toneladas en ríos, lagos y océanos (OECD, 2022). Es por esto que es urgente tomar acciones para reducir los efectos ambientales de los residuos sólidos, antes de convertirse en un problema incontrolable.
Existen diferentes formas en las que cada persona puede contribuir desde su rol a reducir esta problemática. Uno de los procesos más utilizado es el reciclaje de residuos, debido a que existen diversas alternativas para implementarlo y promueve que se mantenga el valor de los productos en el ciclo productivo por más tiempo, evitando que lleguen a rellenos sanitarios o al medio ambiente.
Este proceso consiste en convertir los residuos en nuevos productos o en materiales que pueden ser utilizados para la fabricación de otros productos. Para implementar el reciclaje es importante reconocer que los productos previamente pasaron por procesos de fabricación en donde les dieron propiedades para hacerlos resistentes y cumplir con funciones específicas, por lo tanto, después de cumplir su función inicial, aún pueden tener un valor que se puede aprovechar para un uso similar al que fue concebido u otros tipos de usos.
Un claro ejemplo de un proceso de reciclaje es el caso de las botellas de plástico PET, las cuales se fabrican inicialmente con la función de almacenar bebidas, pero su ciclo de vida es muy corto porque casi siempre se disponen inmediatamente después de ser utilizadas.
Una alternativa es reciclarlas para darles un segundo uso u obtener materiales de valor agregado como fibras textiles o nuevas botellas de envases. Aunque, es de resaltar que sólo el 9% de los residuos de plástico en el mundo se recicla (OECD, 2022).
Así como el reciclaje de botellas PET, otros materiales pueden ser reciclados incluso sin tener que pasar por un complejos procesos, existen infinidad de alternativas para reciclar, el primer paso es separar los residuos en el hogar para que sea posible identificar y recuperar aquellos que puedan tener valor.
TE PUEDE INTERESAR: En México se generaron 120 mil toneladas de basura en un año
Los residuos que más se generan en el mundo
Por ejemplo, uno de los residuos que más se generan cada día son los envases y empaques plásticos de alimentos, estos pueden reciclarse para ser aprovechados durante más tiempo ya sea para empacar otros alimentos u objetos del hogar o pueden ser entregados a los recicladores de la zona para que sean llevados a procesos de transformación.
De forma similar, otros residuos comunes son vidrio, textiles, papel y cartón, los cuales pueden reciclarse para envolver objetos, utilizarse como elementos de limpieza, decoración o recipientes para otros alimentos.
Asimismo, estos materiales después de cumplir con su función principal siguen teniendo un valor que puede aprovecharse, por lo tanto, en caso de que no se puedan reciclar por medios propios, pueden entregarse a los recicladores de la zona, quienes se encargarán de llevarlos a las empresas que los reciclan mediante procesos más complejos.
Para contribuir efectivamente al reciclaje, se debe buscar siempre alargar el ciclo de vida de los materiales, evitando que lleguen a rellenos sanitarios, ya sea mediante procesos de reciclaje por medios propios en los hogares o realizando las acciones necesarias para promover que los residuos lleguen a procesos de transformación de reciclaje más especializados, a través de la separación en la fuente y la entrega a recicladores de la zona.
Referencia:
Kaza, S., Yao, L., Bhada-Tata, P., & Van Woerden, F. (2018). What a Waste 2.0: A Global Snapshot of Solid Waste Management to 2050.
Matsakas, L., Gao, Q., Jansson, S., Rova, U., & Christakopoulos, P. (2017). Green conversion of municipal solid wastes into fuels and chemicals. Electronic Journal of Biotechnology, 26, 69–83. https://doi.org/10.1016/j.ejbt.2017.01.004
OECD. (2022). Global Plastics Outlook. Economic Drivers, Environmental Impacts and Policy Options. Global Plastics Outlook. OECD. https://doi.org/10.1787/DE747AEF-EN