Órganos y tejidos capaces de saber a qué hora del día o noche se encuentran
+ Genes se “prenden” y se “apagan” durante las 24 horas del día, dijo Mayra Furlan Magaril.
+ Fallas en la regulación de los ritmos biológicos del organismo humano ocasiona afectaciones como el desarrollo de enfermedades.
La Científica Mayra Furlan Magaril, del Laboratorio de Topología Genómica del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, aseguró que los órganos y tejidos del cuerpo humano han desarrollado relojes moleculares que le permiten saber a qué hora del día o de la noche se encuentran.
Furlan Magaril expuso que los seres humanos estamos sujetos a cambios ambientales periódicos que suceden cada 24 horas, donde tenemos una fase de luz y otra de oscuridad, y con ello cambios en el ambiente, como la temperatura.
“Esas condiciones han hecho que los organismos hayamos desarrollado una manera de estar en resonancia, sincronizados con esas modificaciones, a partir del desarrollo de relojes moleculares que básicamente permiten que el organismo sepa a qué hora del día o la noche se encuentra”, afirmó.
Durante la conferencia “Ritmos circadianos y la organización del genoma”, la especialista universitaria expresó que esas adaptaciones son fundamentales si pensamos que en cualquier proceso fisiológico se encuentra un componente circadiano; por ejemplo, la alimentación (los humanos somos diurnos, comemos y tenemos nuestra actividad en el día y descansamos en la noche), o la reproducción.
La académica, quien estudia la transcripción de los genes, manifestó que si analizamos cómo se expresan en los diferentes tejidos, un conjunto de ellos presenta una expresión rítmica. Se “prenden” y se “apagan” durante las 24 horas del día, de tal forma que tienen un máximo y un mínimo en ese lapso.
“Nos interesa entender cómo se regula esa transcripción rítmica, lo cual es importante para sostener los relojes que se encuentran en cada una de las células”, aclaró.
Además, explicó que las fallas en la regulación de los ritmos biológicos del organismo humano pueden tener consecuencias a nivel neurológico y psicológico, toda vez que las células se confunden y no identifican en qué temporalidad están: de día o de noche.
Lo anterior, se puede traducir en afectaciones al órgano que conforman, por ejemplo el hígado, y conducir al desarrollo de enfermedades como la diabetes, el síndrome metabólico o la obesidad, entre otras.
Junto con su equipo, Mayra Furlan estudia de manera específica cómo el genoma se pliega en el núcleo de cada célula, promoviendo que se active la expresión de los genes. Lo que se busca, aclaró, es conocer qué pasa durante las 24 horas del día y cómo las estructuras genómicas contribuyen en el prendido y apagado de los genes circadianos.
“Cada célula tiene un reloj interno. Si medimos la transcripción de los genes circadianos vamos a encontrar que están oscilando, lo cual es fundamental para que un tejido completo tenga un comportamiento circadiano adecuado, y después la integración de los relojes de los diferentes órganos harán que el organismo entero esté sincronizado con el ambiente”, reveló.
Comprender a detalle los mecanismos moleculares que regulan la expresión de los genes circadianos abre la puerta a entender patologías que se presentan cuando estos fallan, finalizó Mayra Furlan Magaril.